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sábado, 27 de julio de 2013

Historia de cómo nació el libro Los Hijos de Dios.



Ya estamos avanzando en la corrección del libro Los Hijos de Dios. La verdad pasó algo muy interesante que me gustaría contar. Esa novela la escribí hace cuatro años. Algunos fragmentos los saqué de hojas de máquina borroneadas que había guardado para cuando se ofreciera, eran breves episodios aislados que guardaba con la esperanza de que algún día se convirtieran en un libro acerca de mi experiencia en las pandillas, que por años había deseado escribir. Un  día se me ocurrió buscar en la red algún concurso de literatura cristiana y di con el llamado Premio Grupo Nelson de Literatura de Ficción cuya convocatoria aún estaba abierta. Por aquél tiempo yo había perdido mi trabajo y aproveché todo el tiempo libre posible para reunir las notas y los episodios aislados que tenía guardados en cuadernos, posits, agendas, y hasta en el interior de algunos de mis libros favoritos. Logré integrar las ideas, incluso los textos tal como los había escrito sólo que con algunas correcciones que realicé más por el gusto de componer frases y el deleite de embellecer los textos que por la necesidad de renovarlos. Lo hice todo en hojas de máquina utilizando una máquina de escribir que me fue muy útil por algunos años y que había adquirido en un bazar por la módica cantidad de cien pesos. Lo que sigue a continuación es algo que no lo puedo explicar a ciencia cierta, la verdad no recuerdo que fue lo que sucedió con exactitud, el caso es que las hojas de máquina que llevaba escritas las llevaba siempre conmigo dentro de un legajo color café, y este mismo dentro de una carpeta dónde llevaba otros escritos y algunas canciones en ciernes. Ese día llegué a mi casa y me di cuenta que el legajo café ya no estaba dentro de la carpeta, probablemente se me cayó en el camino y no me percaté, o quizás lo saqué en algún lugar público para trabajar en la corrección de los textos como acostumbro hacerlo y olvidé volverlo a guardar. Me dolió mucho en realidad, porque eso significaba que todo el tiempo que había empleado en pasar los textos en limpio se había ido a la basura. Solamente quedaban tres meses para que cerrara la convocatoria, entonces me senté enfrente de la computadora de dos a cuatro horas diarias y comencé a escribir la historia de Los Hijos de Dios, esforzando mi mente y evocando recuerdo que me sirvieran de inspiración para construir la noveleta. Hice algunos sacrificios en particular, me levantaba muy temprano antes de irme al trabajo de medio tiempo que había conseguido y le dedicaba una hora al texto. Cuando volvía a casa por la tarde me sentaba nuevamente durante dos o tres horas más frente al ordenador. Cabe mencionar que la novela incluye un personaje inspirado en mi esposa Loyda Eunice Muñoz Gaona, llamado Loyda Loredo, quien vive un bello romance con el protagonista de la historia Lauro Zavala (obviamente, personaje inspirado en mi propia persona). La verdad fue una experiencia muy hermosa, es más aquí les paso un párrafo de los romances de Lauro Zavala y Loyda Loredo:

     "Recordaba el rostro de la mujer que amó en la primavera de su existencia. Una mujercita bella, de baja estatura y cara ovalada.
     Una tarde fue a buscarla. Tocó la puerta tres veces. Salió. Se dibujó en el rostro de ella un encanto que hacía juego con su sonrisa. Lauro le entregó una flor del campo.
—no sé que decirte Lauro…
Pasaron una hora charlando y riendo, y Lauro le platicó de la ocasión que hurtó la Biblia del campanario, para conocer más de Dios y acercarse más a ella."

Si quieren seguir leyendo compren la novela cuando la imprima jejeje.
     La verdad es que esta novela no fue el "santo de su devoción" del jurado que presidió el premio, sin embargo ya tenía en mis manos el libro que había querido escribir durante años.
     En el 2011 una editorial abrió una nueva convocatoria llamada Premio Relato Cristiano. Me entusiasmó mucho la idea de participar pero aún no sabía si escribiría un nuevo relato o me daría a la tarea de reducir Los Hijos de Dios al máximo número de palabras que exigía el PRC (Premio Relato Cristiano) que eran quince mil, es decir, de un texto de cincuenta y tres mil palabras tendría que hacer un breve relato de quince mil, dura tarea, pero gracias a Dios que mi esposa siempre está dispuesta a ayudarme y a seguirme a dondequiera que vaya, y es verdad, soy un privilegiado, pues mi esposa me ayudó y se desveló junto conmigo, pues para entonces ya tenía un trabajo de tiempo completo, muy absorbente por cierto. Mientras mi esposa cocinaba yo le leía párrafos enteros y le preguntaba si se escuchaba mejor esta o aquella palabra, una u otra frase, y así fuimos juntos eliminando el superfluo y dejando solamente lo esencial de la historia.
     Faltando algunos días para cerrar la convocatoria del PRC y visitando el sitio web de la editorial me di cuenta de que algunos de los finalistas del Premio Grupo Nelson como Nuria Gómez Arnaiz y mi ahora amigo  Gusmar Sosa , quien por cierto estuvo dentro de los ganadores del PRC, estaban participando en el concurso y empecé a perder las esperanzas de estar dentro de los cinco relatos galardonados, pues incluso participaba, también mi ahora amigo, Cherwin Joseph Guerrero Melo de quien supe que era ya un autor con algunos libros escritos y un doctor del Uruguay quien había ganado el Premio Grupo Nelson 2008 al lado del Pastor Iván C. Rodelo autor de la novela Mi abuelo explicaba muy bien a los pájaros.

     Platicando con mi esposa ambos definimos una postura como lo hacemos con las cosas que definen el rumbo de nuestro hogar, que fue la siguiente: ya habíamos logrado mucho juntos con tener en nuestras manos un libro ya corregido, narrado como dice mi amigo Roberto Molinares, por escenas como si fuera una película, depurada de ripios y episodios de relleno, conservando sólo lo emocionante de la historia, con mucha fluidez rítmica y muy digerible en cuanto a su mensaje y redacción. De hecho fue mi hermano Roberto Molinares quien me hizo recordar que ese texto de quince mil palabras existía, pues es quizás uno de los dos o tres junto a Gusmar Sosa, que se ha tomado la molestia de leer la novela completa. Y la verdad es que sí ha sido un logro importante junto a mi esposa Eunice Muñoz, mismo que vamos a aprovechar para que partiendo de ese texto corregido de quince mil palabras y no como lo había estado haciendo, trabajando el texto de cincuenta y tres mil palabras lleno de errores y con falta de unidad entre párrafo y párrafo, le demos forma y edición al libro que deseamos ver ya impreso frente a nosotros. Muchas gracias esposa amada por todo tu apoyo, muchas gracias amigos por sus palabras de aliento y sobretodo muchas gracias a Dios por permitirme estar cada vez más cerca de ese sueño, ya no de ser publicado, francamente no me interesa, sino de tener en mis manos impreso ese libro que alaba y proclama el nombre de nuestro Señor Jesucristo en cada página escrita.



Escríbenos, estamos a tus órdenes:





El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en 
América Latina © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.


Derechos Reservados ©
Erik Orlando Torres Zavala
Barcelona 421 Col. Hacienda San Marcos
Juárez N.L. México
2013
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