Nací en Monterrey Nuevo León México. Me inicié en la música a los catorce años de edad aprendiendo a tocar la guitarra con los amigos del barrio. A los dieciséis años, influenciado por mis amigos guitarristas comencé a escribir canciones de amor. En el segundo año del bachillerato a los diecisiete años empecé a interesarme más por la composición de canciones y me hice la costumbre de escuchar temas y averiguar los autores de dichos temas.
Entre los autores que admiraba estaba el compositor tamaulipeco Miguel Mendoza, autor de éxitos del grupo tejano Intocable, a quien conocí por medio de un amigo que había hecho una audición y fue escogido para un proyecto de don Miguel Mendoza, que en aquél año estaba incursionando en el campo de la producción en la industria musical. Durante dos años convivimos seguido con el señor Miguel Mendoza, y gracias a su sencillez recibí muy buenos consejos de su parte, que me ayudaron mucho en mi andar como compositor. Creo que Dios lo puso en mi camino para que yo no me alejara de la música y conociera el mejor camino para escribir una buena canción. No volví a saber de él hasta nueve años después.
A los veinte años ingresé a la Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Nuevo León para cursar una carrera corta de tres años en piano, donde aprendí a escribir música en papel, y donde también leí un poco acerca de la vida de los grandes compositores y escudriñé también un poco de su música. Sin embargo, lo mejor que me sucedió en esta escuela fue conocer al Señor Jesucristo. Fue una tarde de octubre cuando salía de la escuela, luego de abordar un camión de pasajeros donde dos jóvenes con Biblia en mano se propusieron a compartir contundentemente el mensaje de salvación.
A los veintidós años escribí, luego de haber hecho ya un buen número de canciones de amor, mi primer canto cristiano que lleva por título "Úsame Señor" inspirado en mi padre Santiago Torres, quien entonces aún no era salvo.
A los veintitrés años contraje matrimonio con Eunice Muñoz, mi amada esposa con quien felizmente comparto mi ministerio. Desde ese año, juntando algunas 10 canciones con temática reflexiva cristiana, sentí en mi corazón el deseo de hacer una producción musical para Dios, pero no había entendido aún que eso solo era posible si creía que Dios era quien iba a suplir totalmente de lo necesario para llevar a cabo semejante proyecto. Junté alguna cantidad fuerte de dinero, pero la necesidad de hacer unos gastos importantes en el hogar acabó fácilmente con aquella intención.
Me seguí nutriendo de música y aprendí por vez primera que a Dios se le puede alabar por medio de ella, entonces cambió el giro de mis composiciones, ahora el eje central de los cantos era la alabanza a Dios, y logré juntar unos veinte temas de alabanza, que permanecieron guardados hasta el 2009, año en que conocí al hermano Edgar Patiño, quien me contactó para solicitarme unas canciones pues yo había puesto un anuncio en la Internet, mismo que Dios usó para que conociera a este hermano en Cristo, temeroso de Dios y dedicado a proclamar el evangelio junto con su preciosa familia en un ministerio llamado "Familias para el cielo".
Yo había estado orando a Dios, ya no por una producción musical, sino para que grabaran mis temas, pues yo quería que sirvieran a Dios de algún modo y no estuvieran empolvándose más en el escritorio donde no edificaban a nadie. Entonces Dios puso en el corazón del hermano Edgar Patiño patrocinarme una producción musical a cambio de las canciones que yo le proporcionara, sin embargo ahora gozamos de una preciosa amistad en el Señor que Dios ha fortalecido continuamente.
Y ahora en este año 2012 Dios nos ha concedido a mi familia y a mi, ver esta maravilla que Dios hizo en nuestra vida, esta producción de alabanza, adoración y esperanza que lleva por nombre "Viviendo de ti". Hemos aprendido en el caminar de nuestra vida que no debemos poner toda nuestra confianza en ninguna empresa discográfica, ni en ninguna persona en particular, sino sólo en Dios, pues es Dios quien usa a las instituciones y a las personas. De el depende todo. Aprendimos también que Dios nunca nos concederá nada hasta que comprendamos que dependemos de él totalmente y de nadie más. Toda la gloria sea para Dios.
Escríbenos, estamos a tus órdenes:
El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en
América Latina © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Derechos Reservados ©
Erik Orlando Torres Zavala
Barcelona 421 Col. Hacienda San Marcos
Juárez N.L. México
2013
0 comentarios:
Publicar un comentario