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domingo, 19 de mayo de 2019

Nuestra actitud ante la Palabra de Dios



“Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión” (Josué 1:11) 



El día de hoy vamos a hablar acerca de Josué y el pueblo de Israel, a quienes Dios había dado una promesa y los había conducido por un camino difícil de andar, ya que Dios los había llevado por el desierto debido a que hubo incredulidad en el corazón del pueblo, pues no quisieron confiar en que si Dios había prometido que les iba a dar una tierra dónde morar y desarrollarse como nación; entonces Dios se iba a encargar de llevarlos hasta allá sin que tuvieran ninguna razón para temer, pues ya les había dicho que no temieran acerca de los pueblos que vinieran contra ellos en gran multitud, y también les dijo “no te dejaré ni te desampararé”. 

Ellos pudieron haber confiado en Dios y haber entrado con valentía a esa tierra prometida por Dios, sin embargo decidieron, contrario a lo que Dios ya les había dicho, temer y contagiar a todo el pueblo de su temor, desechando completamente la palabra de Dios, en lugar de confiar, como lo habían hecho Josué y Caleb, estos dos jóvenes que fueron los únicos que creyeron que Dios era poderoso para entregar a los pueblos que habitaban aquellas tierras en sus manos; entonces Dios decidió no dejarlos entrar a la Tierra prometida, salvo los que fueran menores de 20 años, eran los que estaban asignados por Dios para entrar aquella tierra. 

Por lo tanto, cuando muere Moisés, Dios manda a Josué a sucederlo, y lo instala como el caudillo libertador que llevaría a su pueblo a habitar aquella tierra, por sus moradores hostiles y aguerridos, imposible de habitar, y a repartir las tierras a cada una de las tribus de Israel, y Josué confía en Dios y lo obedece. 

Pero ¿qué es lo que hace que una persona le crea a Dios algo que ni siquiera ha visto? Porque en esto consiste la fe según hebreos 11:1 cuando dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Josué esperaba con certeza la promesa de Dios, y estaba convencido de aquella promesa que no habían visto realizada. 

Dios le había dicho a Josué que se esforzara y que fuera valiente, que no temiera ni desmayara porque Jehová su Dios estaría con él dondequiera que él anduviera, pero él debía hacer algo que Dios siempre ha tomado en cuenta al momento de prometernos que estará con nosotros: 

Josué era un hombre que confiaba en Dios como ninguno, pues hablaba a su pueblo cosas que aún no se habían cumplido, y nunca se avergonzaba de expresar en público sus convicciones acerca de Dios, de tal modo que el pueblo de Israel terminaba contagiándose de su fe y así cómo veían que Josué se esforzaba y era muy valiente, de ese modo ellos también se esforzaban y tomaban el valor que requerían para hacer esas tareas tan temerarias como ir a conquistar una ciudad amurallada y aguerrida. 

Dios llama las cosas que no son como si fuesen. Él nos da la certeza de que cumplirá con sus promesas si nosotros nos esforzamos y somos valientes en someternos a la autoridad de su palabra, bajo el señorío de nuestro señor Jesucristo. 

Aprendamos a llamar a lo que todavía no es como si ya fuese, diciendo Amén a las promesas de Dios, siendo esforzados y valientes como Josué principalmente, tal y como él lo hizo, en sujeción a la autoridad de la palabra de Dios y el señorío de nuestro señor Jesucristo, sabiendo que esto agrada a Dios, y sabiendo que él es fiel para cumplir sus promesas. 

Tengamos en alta estima la palabra de Dios, como algo precioso en nuestra vida, y seamos obedientes a esa palabra que él ha pronunciado para que Dios haga prosperar nuestro camino (Josué 1:8). 

Continuemos hacia adelante sin desmayar, peleando la buena batalla de la fe, orando sin desmayar y esperando en Dios día con día, pues él mismo se encargará demostrarnos sus veredas, que son los caminos de su voluntad, la cual es buena, agradable y perfecta.




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Derechos Reservados ©
Erik Orlando Torres Zavala
Fco. Sarabia 2317 Col. Granjita La Silla
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2019





El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
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